5 jun 2011

Desempleado







Bombero, bombero
yo quiero ser bombero...





¿Qué me has hecho?

Pusiste mi nombre
sobre la carne que no escogí,
le diste este encierro de nervios y huesos
a mi palabra absoluta.

¿Qué hiciste papá?

Mi rostro no es tu luz (como muchos quieren pensar).

Mi rostro es la sombra propia,
el resultado del ego
y los caballos blancos
que me vaciaban la boca.

Soy la mala palabra
que no te atreves a pronunciar,
por andar corriendo
entre tanta culpa amontonada.

Acá es donde mi vuelo es honesto,
y mi piel el único tejado…

Acá,
pesan mis versos
como un condenado a ser dios.

¿Qué hiciste de mi?

¿Un mueble para sueños empolvados, quizás?

Papá,
viejo de los viejos que adoro,
me duele la partida,
el no ser un resultado deseado
de una obsoleta ecuación de anhelos.

Te dije –corre-
pero,
correré yo.

Tengo el último escape de respiro
hecho un nudo insolente
pegado del pecho…

¡Ay viejo!
y me duele…
Me roza la verdad y me duele…

No fui el hijo en la empresa,
ni “el empleado del mes”  en la casa.

Fui yo,
tratando de igualarte,
yo,
tratando de volar sin páramo,
tan sólo logrando
revolcarme en mis versos,
en mis sucios bolsillos.

¿Qué me hiciste?
¿Qué te hice?
¿Qué nos hicimos papá?

Quizás,
a partir de acá,
mi abrazo de poeta desempleado
tenga el mismo olor,
de una mano
que muerde a su perro…

Me dirás “Que dios te acompañe”
deseando el picotazo gris
de la nicotina,
que me traspasa el alma.

Y yo,
veré a mi padre
al “MAE”
al “GÜEVÓN”:
la más cercana caricia de hombre…

1 comentario:

  1. Fui yo,
    tratando de igualarte,
    yo,
    tratando de volar sin páramo,
    tan sólo logrando
    revolcarme en mis versos,
    en mis sucios bolsillos.¡Cuantas cosas me vienen a la mente leyendo tu poema ! me encanto amigo

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