A Fernando Cabezas,
gloria de Dios
a orillas de este mundo.
Una obertura silenciosa,
una grieta espía de Dios,
la palabra queda huérfana.
Amigo Fernando,
querido “jupas”
que solas las tildes estarán,
que triste la riqueza
del alma será.
Los “culicéfalos”
andarán libres de culpa,
cuando tus ventanas
se cierren por completo.
Dime ¿que te dijo Dios?
¿que mentira te dijo?
para que dejaras estas letras
tan dolientes
al amparo de las sombras.
¡Ay Jupas!
tu poema me cuesta
y me rompe las uñas,
la palabra es escasa
y la lágrima un viaje en tren.
Pero,
aún así,
querido personaje,
no existe mejor semilla
que la plantada hoy...
Buen viaje amigo.
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