usté que ha olvidado
la blusa suya
en los versos míos.
Usté que me acompaña
cuando la mesa es grandísima
y hasta las sombras
se pierden.
Usté que en los tendeeros
guinda sus días
y mis miraas
como medias apenitas lavaas.
Usté que se acuerda de mi,
usté que agarra mis poemas
y los guarda entre su sontén,
usté que no tiene nombre
y sin ropa,
no lo necesita.
A usté le van estos
pobres versos,
pa que le lleguen,
cuando llega el camión de la basura.
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