Deja de callar,
le gustaba eso.
Sacúdete el polvo de los hombros
y deja de sobrarle a este cuarto,
que de tanto esperar,
se hace largo
como el corazón de los trenes.
Deja de evitar la sombra de mi voz,
aunque tu voz sea una fuga de aguaceros,
aunque tu voz se rompa contra mi pecho.
Deja de sobrarle a este maldito cuartucho,
abre la ceniza violenta de tus alas:
explota en mi y contra mi…
Déjame sentirte viva
sólo por esta vez…
Escribe muy bello amigo...
ResponderEliminarRosio, agradezco tu tiempo para con mis poemas, además, tu tiempo para comentar. Saludos
ResponderEliminarwow !! gracias por hacerme descubrir tu blog , por descubrir tu poesía
ResponderEliminarsaludos
Miriam R.Krüger
Miriam, gracias a ti por tu tiempo, para con mi poesía.
ResponderEliminarEspero verte seguido por acá e inmediatemente voy para tu blog.
Abrazos